Hay tiempo de reír, hay tiempo de llorar, mientras haya vida hay tiempo. Y sí nuestra vida no ha sido siquiera un remedo de ejemplo, hay tiempo de recapacitar y de enderezarla. Y también hay tiempo de honrar a esa mujer a partir de la cual existimos. La que gustosa cambió su suerte por la nuestra y para quien quizás simplemente hemos sido un dolor, el dolor de su vida.
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